Durante la llamada “era de los estudios”, el oligopolio de las ocho compañías produjo alrededor de las tres cuartas partes del todos los largometrajes que dio la industria y las cinco grandes compañías produjeron la mayoría de las películas de elevado presupuesto. Las pequeñas productoras como Monogram o Republic se limitaban a producir películas menores, westerns baratos o seriales, que proyectaban en pequeños cines de barrio o, en determinadas ocasiones, en salas pertenecientes a las cinco grandes. Por tanto, el oligopolio de sociedades acaparaba el 90% de los ingresos de la taquilla. También las cinco grandes controlaban áreas del proceso de producción como los laboratorios o la edición musical.
No obstante, las grandes compañías no pudieron evitar que diferentes productores, actores y directores independientes, con estudios y financiación propia, intentaran sacar sus películas adelante, aunque sin lograr hacerles verdadera competencia a los grandes estudios. Es el caso del productor y director David O. Selznick, que logró sacar adelante Lo que el viento se llevó a través de su propia productora independiente. Por su parte, United Artists estuvo distribuyendo películas de estos independientes. Incluso dos compañías independientes consiguieron fusionarse con otras importantes productoras, a cuya revitalización contribuyeron. Es el caso de la 20th Century con Fox, en 1935, e Internacional con Universal en 1945.
Durante los años 40, los productores independientes comenzaron a hacerse notar, debido al aumento de público en las salas. Así, importantes estrellas, productores y directores fundaron productoras para realizar unas pocas películas. El rígido sistema de estrellas, con sus contratos de siete años, comenzó a resquebrajarse. Cada vez eran menos los actores que firmaban contratos en exclusiva con algún estudio y, llegados a 1950, casi todas las primeras figuras del cine contaban con su propia productora.
La fundación de los sindicatos en Hollywood en los años de la Depresión y su afianzamiento durante la Segunda Guerra Mundial contribuyó por su parte al surgimiento de productoras independientes. Durante los años cuarenta y bajo el apoyo de los sindicatos muchos se lanzaron a producir películas por su cuenta. En 1945, el Sindicato de Escritores Cinematográficos contaba con 952 miembros activos, de los cuáles sólo 174 tenía contratos con alguna de las ocho compañías del oligopolio.
Como consecuencia, a las grandes compañías les resultaba más difícil tener bajo control a estrellas, directores, productores o guionistas, lo que les indujo a orientar sus esfuerzos más hacia la distribución, especialmente en el extranjero, y a la exhibición. Como reacción a la pérdida de control sobre la producción de películas, las cinco grandes y las tres pequeñas se unieron para proteger sus intereses. El instrumento para recuperar el control sobre la industria fue elaborar un sistema propio de censura que toda película que quisiera ser distribuida tenía que superar. A través de su asociación comercial, la Motion Picture Producers and Distributors of America (MPPDA), que había sido fundada en 1922 como autodefensa contra la censura de los gobiernos estatales, implantaron la autocensura. De esta manera, en 1934 se impuso una normativa de cumplimiento obligatorio, con multas de hasta 25.000 dólares, bajo la que las compañías del oligopolio debían enviar todos los guiones de sus películas para su aprobación. Las películas que no eran aprobadas no podían salir al circuito de exhibición prácticamente, pues estaba controlado por las grandes compañías. Era obvio que las grandes compañías no iban a renunciar fácilmente a un mercado mundial que prácticamente controlaban. No obstante, ya en los años 50 y conforme las cinco grandes fueron perdiendo parte de sus salas de distribución, este sistema se suavizó.
Películas de ayer, hoy y mañana. Todo sobre los próximos estrenos y curiosidades del cine.
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viernes, 19 de agosto de 2016
jueves, 18 de agosto de 2016
LA HISTORIA DEL CINE #4
El sistema de estudios
Durante los años 30 y 40, la época dorada de Hollywood, se forjará un sistema de estudios que, gracias al eficaz control global del mercado, constituye el origen de la posterior hegemonía del cine norteamericano. El germen del sistema de estudios puede considerarse en 1908, cuando diez importantes fabricantes de equipos cinematográficos se unieron para formar la Motion Picture Patents Company (MPPC), que se aprovechó de su poder de monopolio para imponer el pago de tarifas a productores y exhibidores. Hasta entonces la industria había sido relativamente flexible, en la que existían multitud de productores y cineastas que competían entre sí. Con el fin de obtener sus propios ingresos adicionales, en 1910 la MPPC compra su propia distribuidora, con lo que conseguía controlar la industria. Pero el monopolio fracasó acusado de violar la legislación monopolística.En este momento de crisis de la MPPC es cuando comienzan a surgir las grandes empresas cinematográficas. Ya en la primera década del siglo XX se fueron fundando las más importantes empresas de cine estadounidenses como la Universal Pictures, la Fox Film Corporation (después conocida como la 20th Century Fox), la United Artists, la Warner Bros., la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), la Columbia, la Paramount y la RKO, que sufrirán importantes transformaciones en su estructura de gestión al fusionarse con otras empresas dedicadas a la exhibición y a la distribución. La consolidación de estos núcleos empresariales permitió que los años 30 se convirtieran en la época dorada de los grandes estudios.
Durante este periodo, la industria cinematográfica norteamericana dominó el panorama mundial gracias a las grandes cantidades de dinero que eran invertidas en cine. Ocho sociedades fueron las conformadas para canalizar estos beneficios individual y colectivamente. Competían entre ellas para procurarse el mayor número de espectadores posible, constituyéndose en una especie de oligopolio que impidió férreamente la entrada de cualquier competidor que intentará luchar por un pedazo de su mercado. Este oligárquico sistema de estudios aportaría el carácter definitivo del cine hollywoodiense.
El potencial de los estudios de Hollywood radicaba en la integración vertical de todo el proceso de creación de una película. La industria cinematográfica estadounidense logró desarrollar un complicado sistema para controlar la producción, la distribución y la exhibición de las películas, es decir que su trabajo empezaba en la grabación del filme y terminaba cuando éste era mostrado a los espectadores. Era, por tanto, un sistema que garantizaba enormes beneficios para estas pocas sociedades que eran partícipes del negocio.
Aunque el término que se ha popularizado para designar a estas compañías es el de “estudios”, según el autor Douglas Gomery resulta más apropiado denominarlos “sociedades cinematográficas”, pues el papel del estudio dentro de la compañía representaba únicamente una parte de las actividades de la misma.
Paramount Pictures, Loew´s Inc. (sociedad matriz de Metro Goldwyn-Mayer), 20th Centtury-Fox, Warner BROS. Y Radio-Keith-Orpheum (RKO), las denominadas majors, integraban la producción distribución y exhibición de las películas. Eran los estudios más poderosos desde el punto de vista de los recursos tecnológicos y humanos, y el trasvase entre ellos de actores, directores y técnicos fue constante, según intereses afines. Universal y Columbia se concentraron en la producción y la distribución y United Artists, distribuía películas de productores independientes. Eran the little three o los tres estudios pequeños, que en un principio no tenían salas propias, aunque, durante algún tiempo, United Artists y Universal se asociaron con una pequeña cadena de salas. Las cinco grandes compañías totalmente integradas (Paramount, Loew´s, Fox, Warner y RKO) eran cuatro veces más grandes que los tres estudios pequeños.
A parte de los grandes estudios, también hacían películas en los años 30 en Hollywood productoras que podíamos considerar como un poco al margen del sistema de estudios como la Walt Disney, los estudios de Poverty Road (especializados en filmes de serie B), Monogram y Republic. Estas dos últimas poseían redes de distribución a lo largo del país, pero no consiguieron abarcar un sector importante del mercado.
En realidad, la principal fuente de poder de los estudios de Hollywood no se la proporcionaba la gran producción de películas, sino la extensa red de distribución que poseían no sólo a lo largo de Estados Unidos, sino del mundo entero. Estas redes les proporcionaban unas ventajas enormes en cuanto a la posibilidad de abaratar los costes de distribución y exhibición, y de acceder directamente a los beneficios dejados por los espectadores en la taquilla. El grueso de las inversiones se realizaba en el área de exhibición. La producción no suponía más que un 5% de los activos, mientras que la distribución únicamente suponía el 1% de las inversiones. Durante los años 30 y 40 fue el sector de la exhibición de películas el que más dinero acaparó, alrededor del 90%. Lo verdaderamente costoso, y donde radicaba el potencial de competitividad de Hollywood era la financiación de aquellas grandes cadenas de cines. Además, las cinco grandes habían conseguido hacerse con las salas más rentables de todo el país. Entre las cinco poseían tan solo el 16% (unas 2.600) del total de las salas, pero que eran precisamente las que mejores ingresos aportaban.
La posesión de cines era el motor que movía la industria. Cuantas más salas se disponía, más películas era necesario producir. De esta manera se podían llegar a producir desde películas mediocres, cuya única función era rellenar la cartelera, hasta los grandes proyectos soñados por los más prestigiosos cineastas, no solo de Estados Unidos, sino del mundo entero. Así, la industria hollywoodiense atrajo a profesionales del cine de toda índole, puesto que necesitaban todo el personal posible para producir esa enorme cantidad de películas.
lunes, 15 de agosto de 2016
LA HISTORIA DEL CINE #3
Los inicios de Hollywood
En el caso de Estados Unidos, desde el principio el cine se entendió como un espectáculo dirigido a un extenso sector de población, como una industria que podía aportar grandes beneficios económicos. Por tanto, hacer la película atractiva al público era fundamental. En Estados Unidos interesaba era que la cinta, de factura impecable, contara una historia creíble, atractiva y entretenida para el público. Esto comenzó a interesar a las productoras, que rápidamente se pusieron manos a la obra con sus inversiones.
En los primeros años el centro de producción de películas se instaló en la costa Este, en torno a Nueva York. Pero el clima de aquella zona, lluvioso y con largos inviernos hacía perder muchas horas de rodaje de exteriores, por lo que los cineastas se trasladaron al otro extremo del país, a Hollywood.
La historia de la meca del cine parte de 1903, cuanto una pareja tejana se establecieron en la periferia de los Ángeles, en un terreno plagado de acebos. De ahí vendría el nombre, que significa “bosque de acebos”. Cuatro meses después llegaron los primeros cineastas procedentes de Chicago y en 1906 ya estaban allí los grandes del cine.
Además, en el cine norteamericano de los años treinta se empezaron a forjar diferentes géneros: el musical, el cine negro, el cine de aventuras, el cine de terror, etc. Los géneros constituían entidades perfectamente definidas por la industria y reconocidas por el público masivo. En este sistema ideal cada película era producida según un patrón genérico reconocible, mostraba explícitamente las estructuras básicas comúnmente identificadas con el género. En consonancia con la simplicidad de planteamientos que demandaba el público norteamericano, se pretendía que reconociera cada película como perteneciente a un género determinado y la interpretara adecuadamente.
domingo, 14 de agosto de 2016
LA HISTORIA DEL CINE #2
La transición del cine al mundo sonoro
El final de la década de los veinte está marcado por la revolución que supuso la llegada del cine sonoro. La primera película que se considera sonora es El Cantor de Jazz, de Alan Crossland. Warner Bros. hizo esta película cuando estaba casi en la ruina, en un desesperado intento de salir a flote, y gracias al éxito del filme logró resurgir e impuso el sonido al resto de las productoras.
Aunque en un principio parecía que la incorporación del sonido restaba expresividad a los planos, pronto se supo aprovechar la capacidad comunicativa que aportaban los diálogos. Los espectadores podían entender mejor las historias y muchos intelectuales vieron la posibilidad de escribir guiones interesantes.
A efectos del cine como sistema global, la incorporación del sonido trajo cambios en la industria. Ya no bastaba con ser fotogénico, sino que la voz tenía que cumplir unas expectativas. En el cine norteamericano muchos actores de origen extranjero vieron reducidas sus posibilidades de triunfar en Hollywood, pues su acento no se ajustaba a las exigencias de los personajes, por lo que se vieron relegados a interpretar papeles muy concretos.
Los estudios, que por entonces aglutinaban en sí mismos todas las actividades cinematográficas de forma vertical (producción, distribución y exhibición), se vieron obligados a realizar grandes inversiones para adaptarse a la nueva tecnología del registro del sonido. Las cámaras de cine, para asegurar una buena sintonización entre la banda sonora y la de imagen, pasaron a rodar a 24 fotogramas por segundo, lo cual implicó también la reforma de las salas de exhibición.
La aparición del sonoro también supuso la necesidad de cambiar la estructura financiera de Hollywood. Con la aparición del sonoro el control de la industria se pierde definitivamente para las empresas puramente cinematográficas, y se concentra en manos de la gran banca y de la industria electrónica.
La llegada del sonido también potenció la importancia de los guionistas en la industria del cine, quienes hasta entonces no habían tenido demasiada. Así llegaron a Hollywood muchos periodistas, escritores y dramaturgos (los hermanos Mankiewicz, Charles McArthur, Ben Hecht, etc) de la Costa Este de los EE.UU. y también de Europa, atraídos por la enorme oferta de trabajo que representaba escribir para la industria cinematográfica.
La llegada del sonoro supuso el despegue definitivo de la industria de Hollywood como hegemón mundial en el ámbito de la cinematografía. A partir de este momento se convertiría en la referencia para todos los profesionales del cine. Actores, directores o productores iniciados en sus países de origen respectivos en el mundo del celuloide tendrían como destino la industria de Hollywwod, bien por medrar en sus carreras profesionales, bien porque las circunstancias sociopolíticas de Europa les obligaba a ello (la Segunda Guerra Mundial fue causa de una gran diáspora de personalidades del cine).
sábado, 13 de agosto de 2016
LA HISTORIA DEL CINE #1
La historia del cine se inicia el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección pública de imágenes en movimiento. Los Lumière habían inventado lo que muchos han calificado como la fábrica de los sueños mientras que para muchos otros es una fábrica, sí, pero de hacer dinero.
El cinematógrafo, el invento de los Lumière, tenía como antecedente el kinetoscopio de Thomas Edison. Ellos consiguieron fabricar una cámara más portátil y funcional a partir de aquel artefacto, que registraba imágenes en movimiento, aunque no era capaz de reproducirlas. Aunque los hermanos Lumière nunca tuvieron excesiva confianza en las posibilidades técnicas y artísticas del nuevo invento, poco a poco estas proyecciones van atrayendo a un número de espectadores cada vez mayor. Las primeras películas combinaban indistintamente dos tendencias cinematográficas que pronto se escindirían: el cine documental y el cine de ficción. Por un lado exhibían escenas de la vida cotidiana, filmadas en exteriores: trabajadores saliendo de las fábricas, trenes, transeúntes… y, por otro, representaciones escenificadas grabadas en interiores. Algunas de estas cintas a las que nos referimos son las famosas Salida de la fábrica (1895) o La llegada del tren a la estación (1895)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnL3mQ2tsalLcyyrMe8-kUdFaPb0MvOBuVQGjPQqJ5dqz7VVRJlsQWseGUWPPr6jxn30yiLYbDecQZJ_AVnRQ4SYeL3sWLqg8QRTInHjdIQXdGJtnuh2uAjd-LhJFGDwHrO0Bl5vocoE8/s1600/inicio1.gif)
Pronto, el particular invento fue distribuido por todo el mundo, bien a través de la compra de la patente, o bien mediante la copia del artilugio. Diferentes inventores alemanes, norteamericanos e ingleses copiaron y mejoraron el cinematógrafo, y puede decirse que a finales del siglo XIX un amplio número de personas en Europa y en Estados Unidos habían visto algún tipo de imágenes en movimiento. Por ejemplo, en el caso de la India, el cinematógrafo llegó solamente un año después de que lo inventaran los hermanos franceses.
Una vez comprobado su potencial económico, el cine se convirtió pronto en un espectáculo de feria, barato y popular, despreciado por los intelectuales, muy alejado de la categoría de Arte bajo la que hoy se le considera. Poco a poco el cine comenzó a dejarse de ver como un espectáculo de feria y ciertos intelectuales ya lo empezaban a reivindicar como un Arte. A partir de 1910 comienzan a producirse en Europa películas de mayor duración y más calidad. En Francia se adaptaron obras de Victor Hugo o Emile Zola, mientras que en Italia se consolidaba una forma de hacer cine que influirá en todo el mundo. Mientras, en Estados Unidos empiezan a fundarse los primeros estudios cinematográficos.
En la Exposición Universal de 1900 el aparato causó una gran sensación, lo que supone el impulso definitivo para su expansión. En Estados Unidos se eliminó la marca Lumière del cinematógrafo, tras un forzado conflicto legal, lo que marcó la desligazón del cine europeo y anglosajón. Por su parte, sería la firma de Charles Pathé la que extendería el cinematógrafo a Berlín, Londres, Roma, Moscú… Antes de la Primera Guerra Mundial, el cine francés se había adueñado del mundo. En 1913 la firma Pathé equipaba el 95% de las salas de Bélgica, El 60% de Rusia y el 50% de Alemania. Incluso durante esta época, el cine americano, pese a su producción autóctona continuaba importando filmes franceses. A partir de la Primera Guerra Mundial, el testigo del mayor productor de cine pasaría a manos anglosajonas.
Pronto se vio que la capacidad de conexión con el público que poseía el cine implicaba excelentes expectativas económicas. Aunque hoy hablemos del cine europeo como un cine de autor y de un cine norteamericano centrado en los aspectos comerciales, lo cierto es que a ambos lados del Atlántico pronto se enfocó el cine como un negocio. El cine nació con una pronta vocación industrial, que se concretó rápidamente en la creación de diferentes empresas con la intención de rentabilizarlo, es decir, las productoras. Esta visión del cine como un producto rentable contribuyó a la realización de cada vez mejores películas, haciendo avanzar el lenguaje cinematográfico, ya que el público demandaba mejores historias. Todo ello animaba a las empresas a invertir en esta industria.
Algunas de las películas rodadas durante estas tres primeras décadas han pasado a la historia del cine, convirtiéndose en clásicos y marcando inexorablemente la evolución posterior del lenguaje cinematográfico. El nacimiento de una nación (1915) o Intolerancia (1916), convierten a su autor, David W. Griffith (1915), en uno de los padres del lenguaje cinematográfico, quién concreto en estas dos películas todas las aportaciones hechas en el cine hasta entonces. De la misma manera pasarían a la historia Frizt Lang, Sergei M. Eisenstein, Cecil B. DeMille, Charles Chaplin, Friedrich W. Murnau, Vertov, Jean Epstein, etc
Paulatinamente el cine se iba desarrollando a lo largo de todo el mundo pero no homogéneamente, de manera universal, sino que el cine se impregnó de los valores culturales de cada país. Desde un primer momento se detectaron aspectos y formas de lenguaje en cada país que remitían a una manera de entender la producción distinta, que constituyeron distintas identidades cinematográficas a lo largo del mundo.
A un lado del Atlántico se sitúa la poderosa industria de Hollywood, que desde un principio se conforma entorno a unas pocas sociedades que concentrarán la producción, distribución y exhibición de las películas con el fin de conseguir rentabilizar. Por su parte, las vanguardias europeas (francesa, alemana y soviética, principalmente) se caracterizaron durante los años 20 por su experimentación formal con el lenguaje cinematográfico y reivindicando para el cine el estatus de arte. A pesar de que el cine caminaba con paso firme en todos los países, ya durante los años 20 la producción de Estados unidos comienza a destacar sobre la del resto de cinematografías mundiales, incluida la francesa. En 1920 Estados Unidos produjo 796 largometrajes, frente a los 646 producidos por Alemania o a los 65 en Francia. En este año cerca del 80% de las películas proyectadas en Europa fueron estadounidenses. Hollywood arrancaba como sede mundial de la industria cinematográfica.
El cinematógrafo, el invento de los Lumière, tenía como antecedente el kinetoscopio de Thomas Edison. Ellos consiguieron fabricar una cámara más portátil y funcional a partir de aquel artefacto, que registraba imágenes en movimiento, aunque no era capaz de reproducirlas. Aunque los hermanos Lumière nunca tuvieron excesiva confianza en las posibilidades técnicas y artísticas del nuevo invento, poco a poco estas proyecciones van atrayendo a un número de espectadores cada vez mayor. Las primeras películas combinaban indistintamente dos tendencias cinematográficas que pronto se escindirían: el cine documental y el cine de ficción. Por un lado exhibían escenas de la vida cotidiana, filmadas en exteriores: trabajadores saliendo de las fábricas, trenes, transeúntes… y, por otro, representaciones escenificadas grabadas en interiores. Algunas de estas cintas a las que nos referimos son las famosas Salida de la fábrica (1895) o La llegada del tren a la estación (1895)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnL3mQ2tsalLcyyrMe8-kUdFaPb0MvOBuVQGjPQqJ5dqz7VVRJlsQWseGUWPPr6jxn30yiLYbDecQZJ_AVnRQ4SYeL3sWLqg8QRTInHjdIQXdGJtnuh2uAjd-LhJFGDwHrO0Bl5vocoE8/s1600/inicio1.gif)
Pronto, el particular invento fue distribuido por todo el mundo, bien a través de la compra de la patente, o bien mediante la copia del artilugio. Diferentes inventores alemanes, norteamericanos e ingleses copiaron y mejoraron el cinematógrafo, y puede decirse que a finales del siglo XIX un amplio número de personas en Europa y en Estados Unidos habían visto algún tipo de imágenes en movimiento. Por ejemplo, en el caso de la India, el cinematógrafo llegó solamente un año después de que lo inventaran los hermanos franceses.
Una vez comprobado su potencial económico, el cine se convirtió pronto en un espectáculo de feria, barato y popular, despreciado por los intelectuales, muy alejado de la categoría de Arte bajo la que hoy se le considera. Poco a poco el cine comenzó a dejarse de ver como un espectáculo de feria y ciertos intelectuales ya lo empezaban a reivindicar como un Arte. A partir de 1910 comienzan a producirse en Europa películas de mayor duración y más calidad. En Francia se adaptaron obras de Victor Hugo o Emile Zola, mientras que en Italia se consolidaba una forma de hacer cine que influirá en todo el mundo. Mientras, en Estados Unidos empiezan a fundarse los primeros estudios cinematográficos.
En la Exposición Universal de 1900 el aparato causó una gran sensación, lo que supone el impulso definitivo para su expansión. En Estados Unidos se eliminó la marca Lumière del cinematógrafo, tras un forzado conflicto legal, lo que marcó la desligazón del cine europeo y anglosajón. Por su parte, sería la firma de Charles Pathé la que extendería el cinematógrafo a Berlín, Londres, Roma, Moscú… Antes de la Primera Guerra Mundial, el cine francés se había adueñado del mundo. En 1913 la firma Pathé equipaba el 95% de las salas de Bélgica, El 60% de Rusia y el 50% de Alemania. Incluso durante esta época, el cine americano, pese a su producción autóctona continuaba importando filmes franceses. A partir de la Primera Guerra Mundial, el testigo del mayor productor de cine pasaría a manos anglosajonas.
Pronto se vio que la capacidad de conexión con el público que poseía el cine implicaba excelentes expectativas económicas. Aunque hoy hablemos del cine europeo como un cine de autor y de un cine norteamericano centrado en los aspectos comerciales, lo cierto es que a ambos lados del Atlántico pronto se enfocó el cine como un negocio. El cine nació con una pronta vocación industrial, que se concretó rápidamente en la creación de diferentes empresas con la intención de rentabilizarlo, es decir, las productoras. Esta visión del cine como un producto rentable contribuyó a la realización de cada vez mejores películas, haciendo avanzar el lenguaje cinematográfico, ya que el público demandaba mejores historias. Todo ello animaba a las empresas a invertir en esta industria.
Algunas de las películas rodadas durante estas tres primeras décadas han pasado a la historia del cine, convirtiéndose en clásicos y marcando inexorablemente la evolución posterior del lenguaje cinematográfico. El nacimiento de una nación (1915) o Intolerancia (1916), convierten a su autor, David W. Griffith (1915), en uno de los padres del lenguaje cinematográfico, quién concreto en estas dos películas todas las aportaciones hechas en el cine hasta entonces. De la misma manera pasarían a la historia Frizt Lang, Sergei M. Eisenstein, Cecil B. DeMille, Charles Chaplin, Friedrich W. Murnau, Vertov, Jean Epstein, etc
Paulatinamente el cine se iba desarrollando a lo largo de todo el mundo pero no homogéneamente, de manera universal, sino que el cine se impregnó de los valores culturales de cada país. Desde un primer momento se detectaron aspectos y formas de lenguaje en cada país que remitían a una manera de entender la producción distinta, que constituyeron distintas identidades cinematográficas a lo largo del mundo.
A un lado del Atlántico se sitúa la poderosa industria de Hollywood, que desde un principio se conforma entorno a unas pocas sociedades que concentrarán la producción, distribución y exhibición de las películas con el fin de conseguir rentabilizar. Por su parte, las vanguardias europeas (francesa, alemana y soviética, principalmente) se caracterizaron durante los años 20 por su experimentación formal con el lenguaje cinematográfico y reivindicando para el cine el estatus de arte. A pesar de que el cine caminaba con paso firme en todos los países, ya durante los años 20 la producción de Estados unidos comienza a destacar sobre la del resto de cinematografías mundiales, incluida la francesa. En 1920 Estados Unidos produjo 796 largometrajes, frente a los 646 producidos por Alemania o a los 65 en Francia. En este año cerca del 80% de las películas proyectadas en Europa fueron estadounidenses. Hollywood arrancaba como sede mundial de la industria cinematográfica.
martes, 2 de agosto de 2016
JASON BOURNE
Jason Bourne regresa a la saga. El exagente quién ahora tiene completo conocimiento de quién es en realidad, intentará revelar verdades ocultas sobre su pasado.
TITULO: Jason Bourne
TITULO ORIGINAL: Bourne 5
TITULO ALTERNATIVO: Untitled Jason Bourne Sequel
ACTORES: Matt Damon.
ACTORES SECUNDARIOS: Alicia Vikander, Julia Stiles, Tommy Lee Jones, Vincent Cassel, Riz Ahmed .
DIRECTOR: Paul Greengrass.
FOTOGRAFÍA: Barry Ackroyd.
GUION: Paul Greengrass.
MÚSICA: David Buckley, John Powell.
PRODUCTOR: Matt Damon.
GENERO: Suspenso , Acción .
ORIGEN: Estados Unidos.
DURACIÓN: 123 Minutos
CALIFICACIÓN: Apta mayores de 13 años con reservas
DISTRIBUIDORA: UIP
FORMATOS: Imax, D-BOX, 2D.
ESTRENO EN BUENOS AIRES: 04 de Agosto de 2016
TITULO: Jason Bourne
TITULO ORIGINAL: Bourne 5
TITULO ALTERNATIVO: Untitled Jason Bourne Sequel
ACTORES: Matt Damon.
ACTORES SECUNDARIOS: Alicia Vikander, Julia Stiles, Tommy Lee Jones, Vincent Cassel, Riz Ahmed .
DIRECTOR: Paul Greengrass.
FOTOGRAFÍA: Barry Ackroyd.
GUION: Paul Greengrass.
MÚSICA: David Buckley, John Powell.
PRODUCTOR: Matt Damon.
GENERO: Suspenso , Acción .
ORIGEN: Estados Unidos.
DURACIÓN: 123 Minutos
CALIFICACIÓN: Apta mayores de 13 años con reservas
DISTRIBUIDORA: UIP
FORMATOS: Imax, D-BOX, 2D.
ESTRENO EN BUENOS AIRES: 04 de Agosto de 2016
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